Asistente técnico del grupo. Sin su aportación nada sería igual (aunque el público quizás no lo notaría, así es la labor “tras bambalinas”).
Siendo actor recurrido, con los Lavaderos ha preferido un discreto anonimato: permanecer en la banca, pero siempre con la camiseta puesta -usando terminología futbolística, en su caso, muy pertinente, dada su pasión por el balompié-, aunque con ocasionales salidas a escena.
Y así, tras bambalinas, ha escrito páginas inolvidables en nuestra historia: chapuzones a 0ºC, máximas pronunciadas, curación de ataques de pánico escénico y rescates imposibles de vestuario y utilería. Tona es la estrella del apoyo técnico.